CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DEL CONFINAMIENTO
La pandemia por coronavirus COVID-19 y el confinamiento impuesto han desbaratado nuestras vidas, destapando nuestra vulnerabilidad. El enclaustramiento en casa nos está agotando y agobiando. Nos sentimos cansados, con bajo estado de ánimo, con la sensación de que todos los días son iguales. Tantos días de confinamiento, sin poder salir de casa y con horario restringido, está teniendo efectos psicológicos negativos.
En marzo la revista The Lancet publicó los resultados de una revisión de estudios sobre las consecuencias psicológicas de la cuarentena. En esa misma línea JAMA Network Open también publicó las consecuencias psicológicas del Covid-19 en los trabajadores sanitarios en China. Los resultados destacan los efectos psicológicos negativos con síntomas de estrés, ansiedad y depresión en el personal sanitario y en la población general. Tendremos que esperar a las conclusiones de los estudios que se están llevando a cabo en distintas universidades en nuestro país y en otros países para ver las consecuencias psicológicas del confinamiento.
Los psicólogos estamos constatando que el confinamiento impuesto está empezando a ser una experiencia inaguantable y molesta para la mayoría de las personas. Para muchas personas la cuarentena ha supuesto un sufrimiento psíquico y un impacto psicológico caracterizado por angustia, síntomas de ansiedad, estrés, bajo estado de ánimo, irritabilidad a flor de piel, temor o miedo a ser contagiado, soledad, alteraciones del sueño (insomnio), enfado, somatizaciones.
Han tenido dificultades para concentrarse, se han mostrado inseguros ante la toma de decisiones, han aumentado el consumo de alcohol, de cigarrillos, y drogas. Se han sentido sobrecargados emocionalmente y estresados por tener que compaginar el teletrabajo (para el cual no estaban preparados) y el cuidado de los hijos, preocupados por sus familiares mayores, con percepción de pérdida de la salud y del bienestar. Además, el confinamiento ha implicado la pérdida de las rutinas, la separación de los seres queridos, la pérdida de libertad, incertidumbre, aburrimiento y tedio.
Personas vulnerables
No todos somos iguales y la manera de afrontar esta situación también ha sido diferente. Para las personas vulnerables como las personas ancianas, las que viven solas, las familias monoparentales con niños pequeños, las personas con una enfermedad previa y/o con problemas psicológicos y psiquiátricos, el aislamiento, la soledad, la ruptura de las rutinas y las actividades cotidianas han sido una pesada carga.
El confinamiento y el aislamiento, sin nadie con quien poder hablar cara a cara y la reducción de actividades, han incrementado el malestar, el sentimiento de soledad, la vulnerabilidad y la fragilidad. Han presentado síntomas de angustia, ansiedad, impotencia, sentimientos de vacío, intranquilidad, incertidumbre y dificultad para encontrar un sentido a su vida. Sentimientos complicados de manejar en soledad y que han vuelto insoportable este encierro. No contar con quien relacionarse cara a cara ha agravado sus dificultades. No podemos olvidar que el contacto interpersonal supone un alivio para mitigar el malestar.
Para las personas con trastornos mentales esta situación ha sido más difícil y complicada, les ha provocado estados de desconexión emocional, desorientación e incluso sensación de irrealidad. Continuar con su tratamiento presencial y/o telemático ha sido esencial para poder disminuir su sufrimiento. El contacto interpersonal ha supuesto un alivio para mitigar su malestar y su sensación de irrealidad, se ha tratado de evitar descompensaciones.
Personal sanitario y profesionales esenciales
Para el personal sanitario que está haciendo frente a esta enfermedad las consecuencias psicológicas serán importantes. Han estado luchando contra el Covid-19 con precariedad de medios. Se encuentran agotados física y psicológicamente, frustrados por no poder hacer nada más. Han vivido con el miedo en el cuerpo, con prolongadas jornadas laborales. Las interacciones con compañeros y con pacientes se han visto alteradas por la tensión vivida. Además, los médicos han tenido que decidir a quién salvar, un dilema ético y moral de gran magnitud por las consecuencias sobre sus pacientes.
También los profesionales esenciales que han estado ofreciendo sus servicios a la ciudadanía (personal de residencias, supermercados, servicios de limpieza, repartidores, cuerpos de seguridad,…) han realizado su trabajo con mucha tensión. Han hecho un esfuerzo enorme intentando no desfallecer, merecen un aplauso y un reconocimiento por su labor.
La incertidumbre por el futuro y lo que va a pasar, las dificultades económicas, la situación laboral precaria, el posible cierre de la empresa, el miedo de no volver a trabajar está generando mucha angustia y sufrimiento, afectando a la salud física y psicológica de las personas.
Ayuda psicológica
Los psicólogos hemos tratado de amortiguar y aliviar la angustia, el estrés, el desasosiego y la incertidumbre. Han podido expresar en voz alta su malestar, se han sentido escuchados. No ha habido soluciones únicas ni universales porque cada persona es distinta y singular. Hemos tratado de ayudar a cada persona según las dificultades que presentaban. Les hemos ayudado a calmar su angustia y ansiedad con los recursos que tenían disponibles, a manejar emociones que les desbordaban.
Hay que tener presente que en esta situación inusual no han podido contar con los recursos que normalmente se disponen en situaciones difíciles como el apoyo social, el estar con familiares y amigos, el relacionarse con otras personas. Hemos procurado atenderles cuando se han sentido desbordados.
El aislamiento y la soledad han puesto de manifiesto nuestra fragilidad y nuestra vulnerabilidad, nuestros fantasmas y nuestros miedos. Se están vivenciando una gran variedad de emociones y sentimientos. No debemos extrañarnos de la aparición de síntomas ansioso/depresivos y otros problemas psicológicos en el futuro. Incluso puede que aparezca estrés postraumático debido a las situaciones dramáticas que algunos han vivido.
Resiliencia
A pesar de la pesada carga que ha supuesto el confinamiento, no todas las personas han sucumbido al malestar psicológico. La mayoría de las personas han demostrado ser resistentes (resilientes) frente a esta adversidad, han encontrado sus fortalezas que les han servido de ayuda y protección.
Esperemos que con nuestra capacidad de resiliencia seamos capaces de reponernos de las secuelas que está dejando esta enfermedad. Estamos cansados, llevamos varios meses adaptándonos a una situación que ni en nuestros peores sueños habíamos imaginado. Volveremos a recuperar nuestra vida poco a poco. Todas las personas han hecho un esfuerzo tremendo por seguir adelante y no sucumbir al desánimo.

