Los deberes escolares: una pequeña reflexión
Los deberes escolares: una pequeña reflexión
Empezado el curso escolar, los deberes han vuelto aparecer. Cada año se convierte en un tema de actualidad y controvertido, que da pie a numerosos debates, existiendo opiniones a favor y en contra. ¿Es beneficioso para el aprendizaje hacer deberes? ¿Mejora el rendimiento académico de los estudiantes? Reflexionemos sobre ello.
Muchos de los conocimientos que adquirimos a lo largo de nuestra vida requieren práctica, que implica tiempo y repetición. Por ejemplo, los niños pequeños emplean mucho tiempo y práctica para aprender a leer. Lo mismo ocurre con el aprendizaje de los idiomas, las matemáticas, tocar un instrumento musical, practicar un deporte, etc. Para poder tener un cierto dominio en alguna disciplina hay que dedicar tiempo a practicar, a repetir ejercicios, a poner en juego la memoria, etc. Todos los conocimientos que poseemos los hemos adquirido porque hemos dedicado tiempo, esfuerzo, hemos hecho ejercicios, etc.
Todos queremos que nuestros hijos y nuestros alumnos aprendan, para lograrlo tendrán que invertir tiempo y esfuerzo en hacer ejercicios, buscar información, estudiar, experimentar, etc.
Los deberes escolares son un complemento de lo aprendido y trabajado en clase. Los deberes poseen dos aspectos: por un lado, contribuyen a afianzar y asimilar los conocimientos adquiridos en el aula y por otro, permiten desarrollar el hábito de estudio, adquirir el sentido de responsabilidad, del orden, de la capacidad de organización, enseñan al alumno a trabajar por su cuenta, de manera individual, a su propio ritmo, promueven la autodisciplina y la constancia. Sería conveniente que los deberes sean vistos como «trabajo personal» y reconocer que no es posible “aprender sin esfuerzo”.
¿Los padres deben de intervenir en los deberes escolares de sus hijos?
La implicación de los padres en los deberes escolares de los hijos es un elemento motivador y crucial. Es conveniente que supervisen los deberes de sus hijos, ya que, de esta manera demuestran su interés por el trabajo y esfuerzo diario que hacen sus hijos en el colegio. Pero, ¿cómo debería ser esa implicación de los padres?
No hay dos niños iguales, cada caso es distinto. Unos requerirán que sus padres estén presentes, les ayuden, les corrijan los errores, repitan los ejercicios. Otros en cambio, con una supervisión será suficiente. No existe una regla fija, dependerá de cada niño, de sus capacidades y sus destrezas, de su estilo de aprendizaje. La supervisión de los padres debe promover la autonomía y la autorregulación del aprendizaje, no se trata que los padres hagan los deberes de sus hijos.
Tampoco existe un número exacto de horas para realizar los deberes. Los deberes escolares tienen un valor educativo, de afianzamiento de los aprendizajes. Para unos niños se convertirán en un refuerzo y repaso de lo aprendido en clase, para otros, en una actividad de ampliación.
Al principio, cuando los niños comienzan la Educación Primaria necesitarán que los padres estén pendientes de ellos, que les enseñen a organizarse, a planificar su tiempo de estudio en función de los deberes y de los temas a estudiar. Poco a poco, los niños van asumiendo que los deberes escolares son una de sus responsabilidades y, además, perciben el interés de sus padres sobre su mundo escolar, su progreso.
A medida que los hijos se hacen mayores van adquiriendo más destrezas y ya no es tan necesaria la presencia constante de los padres cuando hacen los deberes, pero sí una supervisión. Van aprendiendo a administrar su tiempo, a organizarse solos, a hacer las tareas por sí mismos y a reconocer qué materias necesitan una mayor dedicación. Al responsabilizarse de la realización de sus deberes, los hijos aprenden el valor del esfuerzo, de la constancia que suele verse recompensado con su aprendizaje y sus resultados académicos. Los deberes promueven el desarrollo de habilidades como la organización, la precisión, la disciplina y el compromiso.
¿Los deberes escolares favorecen a obtener un buen rendimiento académico?
Hay tres factores a tener en cuenta para relacionar los deberes y el rendimiento escolar: el propio alumno, la familia y el colegio. Las dificultades están relacionadas a esos tres factores. No todas las personas tienen las mismas capacidades y habilidades, así un alumno puede tener dificultades en la asimilación de los conocimientos, tener un escaso interés y motivación, poca capacidad de esfuerzo. Esto se reflejará en el rendimiento, en su implicación, dedicación y actitud ante los deberes. Si un estudiante está motivado ante una tarea, su implicación, dedicación y esfuerzo serán mayores. Por tanto, la motivación, el interés y la utilidad percibida de los deberes de un estudiante inciden en su implicación en la cantidad y calidad de deberes realizados, en el tiempo dedicado y aprovechamiento del mismo y ello influirá en su rendimiento académico.
La familia es otro factor importante e influye en los hijos. Si los padres no valoran los deberes escolares como un proceso para lograr un aprendizaje, los hijos tampoco lo harán. Sin embargo, si los padres se interesan por los deberes y el mundo escolar de sus hijos, les demuestran que lo que hacen es importante, los hijos percibirán ese interés, aumentará su motivación, tenderán a implicarse y a esforzarse más.
El tercer factor está relacionado con el colegio. La mayoría de los profesores tiene interés en que sus alumnos aprendan y progresen en sus aprendizajes y les ayudan a conseguir un buen rendimiento. Intentan que los deberes sean significativos. Para la mayoría de los alumnos, los deberes serán repaso de lo enseñado y trabajado en el aula. Para otros, los deberes servirán para ampliar o profundizar en un conocimiento. Otros, en cambio, tendrán que hacer ejercicios de repetición con variaciones para lograr un conocimiento adecuado.
Cada alumno tiene unas capacidades y habilidades que van mejorando a medida que practican y estudian con el paso de los cursos.
Por lo general, un buen rendimiento académico está asociado con la cantidad y calidad de deberes realizados, con un buen aprovechamiento del tiempo, con la motivación y con la percepción de la utilidad de los deberes.
Algunas pequeñas sugerencias sobre cómo hacer los deberes, sabiendo que no hay una fórmula ideal.
- Repasar lo aprendido en clase diariamente.
- Tener en cuenta las capacidades de cada alumno. Algunos tendrán que repetir ejercicios para asimilar el aprendizaje. Otros profundizarán alguna materia con búsqueda de información, realización de trabajos sobre temas concretos.
- Practicar lo que han aprendido para afianzarlo.
- Fomentar la curiosidad del estudiante mediante resolución de problemas, búsqueda de información adicional, etc.
- Hacer ver al estudiante que los deberes son como un entrenamiento.
- Los deberes no deben presentarse como un castigo, sino como una oportunidad para aprender.
Algunos consejos para padres con los deberes escolares de sus hijos.
- Conozca a los profesores de su hijo, demuestre interés preguntándoles cómo debería implicarse en los deberes y qué esperan de su hijo y de usted.
- Disponga de un lugar adecuado para hacer los deberes, con buena iluminación, sin ruidos.
- Elabore junto con su hijo un horario para estudiar y hacer los deberes.
- Ayude a su hijo a planificar sus deberes. Los días que tenga muchos deberes o preparar un examen o realizar una tarea complicada sugiera estrategias como dividirla y estudiar en tramos.
- Intente que su hijo reduzca las distracciones suprimiendo la televisión, el ordenador, la música, el teléfono mientras estudia y hace deberes.
- Supervise y revise que su hijo ha completado los deberes, pero que sea él quien los realice. Tiene que pensar y cometer sus propios errores para aprender. Haga sugerencias e indicaciones pero el esfuerzo del aprendizaje tiene que recaer en su hijo.
- Pregunte a su hijo sobre las tareas escolares, los trabajos y los exámenes, es motivador. Permítale que le haga preguntas o le plantee dudas.
- Sea un buen ejemplo. Lea libros, revistas, haga tareas, organice su tiempo y sus actividades. Los hijos tienden a seguir el modelo que ven en sus padres, más que a escuchar consejos.
- Elogie el trabajo y esfuerzo de su hijo.
- Si su hijo tiene problemas con los deberes escolares, pida ayuda.Hable con su profesor, conozca su opinión y vea qué sugerencias le indica para ayudar a su hijo.
Para finalizar vamos a unos ejemplos prácticos. Elijamos los deportes, pensemos en deportistas como Rafa Nadal, Leo Messi, Carolina Marín, Javier Fernández y muchos más que son sobresalientes en sus disciplinas deportivas. ¿No han tenido que repetir un ejercicio una y mil veces hasta lograr su dominio? ¿Cuánto tiempo han invertido? ¿Han estado motivados a pesar de que a veces eran tareas repetitivas? ¿Se encuentran satisfechos con sus logros? Creo que todos conocemos las respuestas. No es posible aprender sin hacer un esfuerzo personal.