Mujeres maltratadas
MUJERES MALTRATADAS
“La violencia contra la mujer -especialmente la ejercida por su pareja y la violencia sexual- constituye un grave problema de salud pública y una violación de los derechos humanos de las mujeres.
Las estimaciones mundiales publicadas por la OMS indican que alrededor de una de cada tres (35%) mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida” (OMS, noviembre 2016, ver http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs239/es/ )
A pesar de que existe una gran sensibilización contra la violencia de género y se han puesto medidas paliativas no se ha logrado frenar. El maltrato a las mujeres no es un fenómeno aislado ni es exclusivo de un grupo o clase social, por desgracia está generalizado.
¿En qué consiste el maltrato?
El maltrato físico es cualquier acción que provoque daños físicos en el cuerpo de manera no accidental: bofetadas, empujones, quemaduras, fracturas, etc. No se produce sin que haya habido antes maltrato psicológico. El maltrato psicológico consiste en humillar en público y en privado “no entiendes de estas cosas”, “mejor estás callada”; denigrar y desvalorizar a la mujer “no sirves para nada”; descalificar o ridiculizar su opinión “no tienes ni idea, eres una inculta”. Además, insultos, burlas, críticas excesivas, chantajes, amenazas. Generalmente, el maltratador suele aislar a la mujer mediante el control de las entradas y salidas de casa, la restricción y el control del dinero. El abuso o agresión sexual, el maltratador impone a la mujer la relación sexual en contra de su voluntad, pudiendo utilizar la fuerza o la intimidación.
El maltrato no aparece de golpe, suele tener un inicio insidioso, sutil y el vínculo afectivo suele estar ya establecido. En un primer momento, el maltratador comienza siendo desagradable, atacando verbalmente a la mujer “qué fea estás hoy”, “qué poco gusto tienes con la ropa”. Son expresiones calificadas como faltas de respeto, pero no son vistas como maltrato. Poco a poco, la mujer se va acostumbrando a recibir este “mal trato”. Al principio, la mujer niega que se está produciendo maltrato, siente vergüenza e incluso lo justifica diciendo “hay días buenos y días malos”.
Al comienzo, la mujer puede enfrentarse a su pareja maltratadora, pero éste siempre tendrá una excusa para su mal trato “te lo digo para que mejores”, “es por tu bien”. Los ataques verbales continúan e incluso aumentan y llegan las agresiones: bofetadas, empujones, etc. El malestar entre la pareja aumenta progresivamente. Y la mujer empieza a tener miedo, se encuentra nerviosa, indefensa y adopta una actitud sumisa, de no responder a los ataques para evitar que su pareja/maltratador aumente su nivel de violencia. Además empieza a pensar que es ella quien tiene la culpa de que su maltratador le insulte y le agreda físicamente.
Las agresiones pueden ser cada vez más graves y la convivencia es insoportable. La mujer víctima tratará de esconder sus moretones y heridas físicas. En este momento, puede pensar en pedir ayuda y buscarla.
Generalmente, hay una alternancia de “buen trato” y de “mal trato”, de episodios violentos y otros de calma y reconciliación. La mujer perdona al maltratador y los actos de maltrato anteriores porque tiene la esperanza de que la violencia no volverá a ocurrir. El agresor/maltratador promete cambios, cesa la violencia y la víctima confía, una vez más, en su agresor. Pero, por desgracia, esta situación no es permanente ni duradera y el ciclo de maltrato – violencia vuelve a comenzar con más o igual virulencia.
¿Por qué?
¿Por qué una mujer aguanta convivir con una pareja que la agrede y la humilla?
¿Por qué no puede romper su relación con el maltratador?
No es fácil de responder, hay muchos factores sociales, económicos y/o psicológicos que contribuyen a que una mujer soporte el maltrato. Sucintamente, podríamos decir que la mujer se encuentra atrapada sentimentalmente, no se quiere a sí misma. Su estabilidad emocional es frágil y tiene una relación afectiva de dependencia con su agresor/maltratador. Ninguna mujer, ni nadie se coloca en situaciones de maltrato de un modo deliberado.
La mujer no puede salir de esta situación porque se encuentra aislada afectiva, económica y socialmente. Además, el agresor/maltratador ejerce el maltrato porque piensa que su mujer callará y no dirá nada, como en tantas otras ocasiones.
¿Todas las mujeres son vulnerables al maltrato y a la violencia de género?
No, no todas las mujeres son vulnerables. Las vivencias y los cuidados durante la infancia son importantes. Algunas han tenido la suerte de crecer en un ambiente familiar “sano”, con unos padres suficientemente “buenos”, con cuidados apropiados y sin sucesos traumáticos que les han proporcionado recursos para tener en su vida adulta unas relaciones saludables y para poder defenderse del maltrato. Cuando esto no sucede, puede aumentar la vulnerabilidad y la posibilidad de quedar atrapada en el maltrato.
¿Por qué sucede el maltrato?
No hay una causa única, son varios los factores psicológicos que influyen para que una mujer soporte el maltrato sin defenderse de manera efectiva.
Por lo general, son mujeres con una estabilidad emocional frágil, que buscan ser amadas, valoradas y respetadas por su pareja, pero por desgracia obtienen lo contrario. La mujer no desea ser maltratada, no lo busca.
Algunas patologías de la personalidad y diversos trastornos psicológicos preexistentes pueden afectar a las relaciones amorosas de la mujer y favorecer el maltrato.
Asimismo influyen las creencias y los ideales de género, lo que se espera socialmente de una mujer y de un hombre. Por ejemplo, entre los ideales femeninos están la valoración de la dedicación y el cuidado del otro, la empatía para percibir las necesidades y estados afectivos de otras personas. Se espera que la mujer no exprese ni muestre la agresividad. La dependencia y la fragilidad son considerados rasgos femeninos y la mujer los asume como suyos.
Otro factor puede ser el abuso sexual en la infancia, un suceso traumático y grave. En muchas ocasiones el abusador es un miembro de la familia o cercano a ella y suele producirse de manera prolongada en el tiempo. Deja secuelas profundas en el psiquismo infantil y posteriormente pueden aparecer comportamientos autodestructivos y empujar a la adolescente/mujer a unirse con un hombre que le maltrata psíquica o físicamente.
También influyen las experiencias continuadas de soledad, de temor al abandono, de falta de reconocimiento o valoración, la vivencia de unos padres poco “cuidadores” que sólo están disponibles física y psicológicamente en determinados momentos, sin existir una continuidad. Hechos que influyen en la construcción de una personalidad frágil.
La vivencia de maltrato continuada es traumática y desgasta emocionalmente a la víctima, disminuye sus recursos para defenderse y romper de esa relación.
¿Puede una mujer salir de una situación de maltrato?
Sí, pero requiere de la presencia y la participación de terceras personas. Personas de su círculo íntimo (familiares, amigas, etc.) que han notado su deterioro, su desgaste y que le pueden advertir que ella no es la de antes, que se la ve triste, apagada y preocupada.
Necesita sentirse acompañada, querida y respetada por su familia y amigos, no cuestionada ni criticada. Necesita compasión y ternura, no reproches ni recriminaciones. El camino que le queda por recorrer será largo, tendrá altibajos, avances y retrocesos, pero merecerá la pena.
¿Qué puede hacer?
Debe romper el silencio y denunciar la situación, acompañada de sus familiares y amigos. Sería conveniente una ayuda profesional. Una psicoterapia puede ayudarle a comprender lo que pasando y a encontrarse a sí misma, a descubrir la toxicidad de esa relación, a desprenderse de esa relación malsana y dañina, ya que cuando uno está dentro no puede ver nada claro.
Teléfono gratuito de atención – violencia de género: 016
Teléfono de emergencias: 112
Artículos y libros interesantes
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs239/es/
http://www.violenciagenero.msssi.gob.es/informacionUtil/derechos/home.htm
Hirigoyen, M-F. (2006). Mujeres maltratadas. Los mecanismos de la violencia en la pareja. Barcelona: Paidós.
Michelena, M. (2008). Mujeres malqueridas. Madrid: La esfera de los libros.